Asistiendo a la presentación de un libro sobre los mineros, la revolución del 1952 y el presidente Paz Estenssoro, mencionaron a "Claudio San Román" un oscuro personaje de la historia de Bolivia, conocido por ser parte del Control Político y uso despiadado de la fuerza contra los opositores, en pocas un tipo terrible casi hasta catalogarlo como "Nazi", fue ahí donde recordé cómo este personaje influiría en la vida de mi padre y por consiguiente en la mía.
Según mi abuela, mi padre recién salido del colegio y el cuartel se encontraba en Copacabana con la familia, como siempre andando con uno de sus amigos de la vida (lamentablemente no recuerdo su nombre) recientemente había sucedido la revolución del 52 y Claudio San Roman pasaría por el pueblo.
Hugo Martínez, mi padre, joven y seguramente con algunos ideales y en contra del control que se ejercía contra los opositores, enterado de la visita de San Román no tendría mejor idea que ir a abuchear a este oscuro personaje junto con otras varias personas, lamentablemente este hecho no sería disculpado. Mis abuelos, avisados por amigos de que lo habían reconocido y que lo estaban buscando, estaba muy preocupada por lo que le podría pasar y encontró una solución con un conocido de la familia. Este conocido estaba buscando bachilleres que pudieran ejercer como profesores en una comunidad detrás del Illimani, entonces esa misma noche mi abuela despacho con el conocido a mi padre, con lo que traía puesto y algo de dinero, mi abuela semanas después iría a visitarlo llevando sus cosas, de esta forma lo salvó de ser apresado y empezaría su carrera como profesor, ya muchos años después, ya como supervisor, conocería a mi madre.
Tal vez, si no hubiera hecho lo que hizo mi padre, su futuro hubiera sido muy diferente, o tal vez no, pero eso no lo sabremos, pero tal vez yo no hubiera existido. Todo lo que hacemos trae consecuencias, a veces grandes y otras pequeñas, y esas consecuencias tenemos que asumirlas.
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